20 de mayo de 2012

REFLEXIÓN

Una vez más se confirma: La cruda realidad.
Por mucho empeño que pongamos los profesores, por mucho que creamos en ellos y en  sus capacidades,  por mucho que estemos convencidos de que pueden alcanzar sus sueños y por mucho que queramos que sean unos buenos profesionales. Son ellos y sólo ellos los que pueden y tienen que hacerlo.

En esta sociedad, en la que se busca lo fácil, lo que menos cuesta, lo que necesita menos esfuerzo para una mayor recompensa. En la que se premia y valora el ingenio para alcanzar el triunfo fácil, que se es mas popular por acostarse con un famosillo que por salvar una vida. En la que es mas importante cuanto ganas que como lo ganas.
Este ambiente que vivimos, no es el terreno idóneo para que salgan buenos bailarines, para desarrollar e inculcar esos valores que aprendimos de jóvenes, que hoy se están perdiendo. Cada vez es más difícil conseguir que comprendan la importancia de conseguir algo con el esfuerzo, de que valoren las cosas sencillas e importantes. Es complicado convencerles, cuando ven en las noticias lo que vemos cada día: corrupción, dinero fácil, triunfo inmediato, se premia y valora la astucia para que los logros sean rápidos y sin demasiado esfuerzo. El que trabaja duro es un pringao. El que se expresa correctamente es un pijo y un resabio. Los "famosos" no tienen cultura, los políticos no saben hablar y se faltan al respeto, los ricos roban impunemente, etc, etc.

Muchas veces me veo como una idealista, pero no quiero abandonar el empeño de que algún día, aunque sea sólo un alumno, comprenda la importancia de que el esfuerzo y la constancia son imprescindibles para conseguir llegar a ser un buen bailarín, que este es el único camino para conseguirlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario